Uno de los
factores con más potencial desestabilizador en la RDC es la presencia de población
ruandófona en el este del país. Los ruandófonos son el colectivo de mujeres y
hombres que hablan Kinyaruanda, la lengua común de Hutus y
Tutsis en Ruanda, también utilizada en el este de la RDC, en Tanzania y en el sur
de Uganda. Durante los últimos siglos -especialmente durante el
siglo XX- se han producido diversas olas migratorias de población
ruandesa hacia el Congo, que han llevado a que hoy en día residan
en el país miles de
ruandófonos.
En la
Provincia de Kivu Norte (donde se encuentra Butembo) reside
población ruandófona Hutu y Tutsi, en proporciones
similares. En la Provincia de Kivu Sur los ruandófonos son
casi totalmente de etnia Tutsi y también son conocidos como
Banyamulenge, que significa literalmente "procedentes de
Mulenge". Mulenge es un territorio del Kivu Sur donde se encuentra uno
de los más significativos asentamientos de esta población Tutsi, que con
el paso del tiempo llegó a simbolizar a toda la comunidad Tutsi
congoleña. El calificativo de Banyamulenge ha sido sobretodo
utilizado por los mismos Tutsis congoleños, para diferenciarse de
los Tutsis ruandeses.
El
común de las congoleñas y congoleños no ve a la población
ruandófona como nacionalmente congoleña sino como una quinta
columna de Ruanda para dominar el este del país,
algo que por supuesto dicho colectivo niega reafirmando repetidamente
su pertenencia y lealtad a la RDC.
Está muy extendida entre la población local la creencia de que los
ruandeses, a través de los congoleños ruandófonos, controlan puestos clave en los ámbitos político y económico de la RDC.
Y el
temor del gigante hacia su minúsculo vecino no está infundado:
desde el genocidio Tutsi de 1994, el
gobierno ruandés ha intervenido en el Kivu Norte y Kivu Sur de múltiples
formas, bajo el pretexto de proteger
sus fronteras y perseguir a las milicias Hutu que perpetraron el
genocidio y se refugiaron en la RDC (conocidos como interahamwe,
que se
convirtieron luego en FDLR-Forces
Démocratiques de Libération du Rwanda).
El apogeo de este
control se dio entre
1998 y 2003,
durante la segunda rebelión, periodo en que el
régimen Tutsi
de Ruanda ocupó todo el este del país
y lo gobernó a través de su "representante" congoleño, el partido RCD
(Rassemblement
Congolais pour la Démocratie),
compuesto principalmente por Banyamulenges.
Utilizados
por Ruanda, durante los últimos quince años muchos Tutsis
congoleños han cometido múltiples atrocidades contra la población del país.
Durante el mismo periodo, muchos Hutus congoleños se unieron a los
grupos armados Hutus ruandeses vinculados con el genocidio de 1994 y
cometieron no menos atrocidades contra sus compatriotas. Por todo
ello, la mayoría de la población ve a estas dos etnias residentes
en el este de la RDC con una mezcla
de temor, rencor y desconfianza.
El deseo mayoritario es que
regresen a Ruanda,
su lugar de origen.
Una
muestra de la extrema
sensibilidad social
que genera la cuestión de los ruandófonos es lo sucedido en GADHOP
durante el mes de mayo. El Secretario Permanente de la red (Moïse Kambere)
redactó
una carta,
que iba destinada a las organizaciones de base de los Territorios de
Beni y Lubero (Kivu Norte). En ella resaltaba
la "congolidad" de la población ruandófona y su derecho a
retornar a las zonas de las que fue desplazada
durante los diversos conflictos armados recientes. La carta desató
la furia de algunas de las organizaciones -de Derechos Humanos!!!-
que forman parte de la red, que no comparten la posición del
Secretario y le acusaron de actuar unilateralmente. Si esta es la
posición de algunas ONG de Derechos Humanos, nos podemos hacer una
idea de cuál es la posición general de la población hacia los
Tutsis y Hutus congoleños.
Otra
muestra de las enormes
implicaciones geopolíticas
de la presencia de los ruandófonos en el Congo es el cable
diplomático
elaborado en junio de 2009 por el embajador
estadounidense en Kinshasa,
filtrado por Wikileaks hace dos semanas, donde éste analiza las
relaciones entre los gobiernos congoleños y ruandés en el contexto
de la creciente influencia del colectivo ruandófono en Kivu Norte.
La
evolución de la relación entre población ruandófona y
no-ruandófona en el este del país invita a un moderado optimismo,
puesto que las tensiones entre ambos colectivos se han calmado
considerablemente durante los últimos años. Sin embargo, en
el polvorín congoleño, una chispa basta para que todo el país
estalle,
como la historia reciente ha mostrado en varias ocasiones. Y los
ruandófonos podrían ser, una vez más, esa chispa.
Me gustó la entrada, explicas bien uno de los mayores problemas étnicos del Congo. Gracias!!=) También me gusta como describes que eres un muzungu, pero realmente, quién eres? qué haces en el Congo?
ResponEliminaHola Belén,
ResponEliminaMe llamo Marcel, soy de Barcelona, y trabajo como consultor en el campo de la cooperación al desarrollo. El año pasado estuve viviendo y trabajando en Butembo, entre junio y noviembre. Fue entonces cuando abrí el blog, básicamente para tener informados a mis amigos. Cuando me fui en noviembre dejé lógicamente de actualizar el blog, aunque lo dejé abierto.
Estuve trabajando en un proyecto de fortalecimiento de las capacidades de comunicación de una red de ONG de Derechos Humanos basada en Butembo.
Me alegro que te gustara la entrada.
Saludos,
mARCEL.